Luca Sofri publica Il Post desde hace 11 años con el objetivo de producir periodismo de calidad para una audiencia exigente. Él cree que los lectores italianos buscan noticias en las que puedan confiar.
Esto no es fácil de hacer en Italia, me dijo en una llamada de Zoom desde Milán. Su modelo de periodismo de calidad son los prestigiosos periódicos anglosajones que se esfuerzan por ser precisos y admiten sus errores. Por el contrario, dice, los medios italianos pretenden sin disculpas provocar emociones en lugar de informar sobre los hechos: es bueno para sus negocios.
Por lo tanto, ha sido necesario años de prueba y error para que Il Post ubicara un espacio en el mercado de los medios de comunicación con su aspiración de producir noticias precisas sobre Italia, Europa y el mundo.
Una operación ajustada
El contenido es una mezcla de agregación e artículos originales. En cuanto a los ingresos, Il Post dependía principalmente de la publicidad, complementada con eventos, formación y comercio electrónico. Cuando el dinero escaseaba, Sofri confiaba en cuatro socios que prefiere no nombrar.
Luego, en 2018, la publicidad comenzó a caer en picado y la publicación perdió 500.000 €. Parecía que 2019 podría ser aún peor. Había que hacer algo.
Sofri conocía el exitoso modelo de donación de The Guardian en Inglaterra y el modelo de membresía de eldiario.es en España. Tomó prestadas algunas de esas ideas y decidió pedir apoyo a los lectores.
En mayo de 2019, Il Post lanzó su programa de membresía: por 80 € al año (alrededor de $US 90) u 8 € al mes, los miembros recibirían una versión sin publicidad, los podcasts del sitio, un boletín diario (incluido el comentario diario de Sofri sobre una grabación musical), y tendrían derecho a comentar los artículos.
11.000 miembros en un año
La oferta de membresía fue un éxito inmediato. En las primeras tres semanas, se inscribieron 3.000 personas, la gran mayoría para 12 meses. La membresía creció de manera constante y luego saltó a los 11.000 cuando llegó el covid-19 y la publicación lanzó un boletín diario centrado en el virus.
Incluso con los pagos de membresía, Il Post perdió 170.000 € en 2019 con unos ingresos de 1,3 millones. Sin embargo, parece que 2020 terminará en números negros, a pesar de que una serie de eventos generadores de ingresos tuvieron que cancelarse debido a las restricciones de covid-19 en las reuniones. La publicidad, en particular los publireportajes (“branded content”), aumentó un 25 por ciento en 2020.
Las membresías representaron el 14 por ciento de los ingresos en 2019, pero alcanzaron alrededor del 30 por ciento a principios de 2020. “Nos hemos enfocado en generar lealtad en lugar de contar la cantidad de usuarios y páginas vistas”, me dijo Sofri (los resultados financieros aquí, en italiano).
A finales de noviembre, el total de miembros era de 15.000. La tasa de renovación para aquellos miembros que se inscribieron a principios de 2019 ha sido un impresionante 80% (una tasa más típica es alrededor del 60% para las publicaciones de noticias).
Según SimilarWeb.com, Il Post tuvo 13,6 millones de visitas en octubre. Este nivel de tráfico representa aproximadamente el 12% de aquello de Il Corriere della Sera, el diario líder en Italia, un logro que no está mal para una pequeña empresa digital.
El diferenciador: precisión
Il Post tiene una sala de redacción de 14 periodistas. Ninguno de los artículos de noticias tiene firma. Sofri dice que esto es para evitar que los lectores intenten adivinar los motivos de los periodistas en lugar de centrarse en los hechos que presentan.
Por otro lado, el editor adjunto Francesco Costa produce un popular podcast y una columna sobre política en Estados Unidos. Se llama “De costa a costa”, un juego de palabras con su nombre, que significa “costa” en italiano. Sofri dice que el libro de Costa sobre política estadounidense, Questa è l’America (Esta es América) ha vendido 25.000 copias con la ayuda de publicidad en Il Post.
El propio Sofri ha escrito varios libros en una variada carrera mediática. Sacudió las jaulas de los principales medios de comunicación con su libro de 2015, Notizie che non lo erano: Perché certe storie sono troppo belle per essere vere (La noticia que no fue: por qué algunas historias son demasiado buenas para ser ciertas).
El libro describe en minucioso detalle cómo las marcas periodísticas más prestigiosas y confiables de Italia inventan historias de forma rutinaria para atraer lectores o espectadores.
Carpa, no salmón
Sofri escribió que, a diferencia de las organizaciones de noticias en el resto de Europa Occidental y Estados Unidos, que tienen tabloides sensacionalistas que son distintos de los medios más serios, la prensa italiana combina los dos tipos de contenido en un solo paquete.
El resultado es que la gente obtiene una imagen falsa de lo que realmente está sucediendo en el mundo. Los medios de comunicación se comportan como un pescadero deshonesto que te vende carpa, la hace pasar por salmón y luego dice con fingida inocencia, “todos cometemos errores”, Sofri escribió.
Los medios italianos se comportan así: no se disculpan ni intentan corregir el fraude, Sofri me dijo. Esto es peligroso para la democracia. La gente está confundida sobre qué creer y terminan sin creer nada.
En estos tiempos de crisis económica y de salud pública, la necesidad de buena información es primordial. “Nos esforzamos por la precisión y somos muy cuidadosos con nuestro lenguaje”, Sofri insistió.
Esa propuesta valor parece estar fructífera.
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