Jot Down y El País: matrimonio de conveniencia


El Pais anuncia la alianza en su página web.

La revista cultural española Jot Down es una criatura extraña en varios sentidos. En una época cuando supuestamente se lee poco y rápido, publica entrevistas y ensayos larguísimos.

(English version)

Mientras que los medios digitales buscan grandes audiencias con una actualización constante, Jot Down gana su dinero cobrando 15 euros por cada copia de su masivo trimestral de 320 páginas que lleva solo 2 o 3 páginas de anuncios.

Otro dato raro: su audiencia meta no es la generación de los famosos “mileniales” buscados por muchos medios sino las personas más maduras, de hasta 40 o 50 años. Es una revista iconoclasta que atrae a los que “se piensan jóvenes”, según dice Ángel Fernández, 44 años, gerente de Jot Down y uno de los que fundaron la revista hace cuatro años.


Pacto con El País

Además, la publicación es rentable, viable y sigue creciendo. Posiblemente lo más extraño de todo es que acaba de pactar para compartir sus contenidos con un icono de los medios de España, de hecho un símbolo de mucho de lo que Jot Down critica en los medios tradicionales — es decir, El País. Irónicamente, algunos colaboradores de la revista fueron despedidos por El País por razones económicas y no dudan en criticar a su ex-empleador.

Por esas razones resultó un shock el comunicado del 17 de julio en el que El País anunció que se unía a Jot Down para crear “Jot Down Smart”, una revista que se vendería con el periódico en los quioscos el primer domingo de cada mes, comenzando en octubre. Además, se anunció, Jot Down publicaría dos artículos diariamente en la web de El País, comenzando en septiembre.

Manteniendo su postura iconoclasta, Jot Down también anunció la unión, pero no podía resistir usar su tono irónico característico en el titular: “Jot Down flirtea con el Lado Oscuro”.

Aunque no hubo detalles financieros del acuerdo en los comunicados, Fernández me dijo en una entrevista por Skype que el diario va a pagar a Jot Down por el contenido pero no una cuota por la publicidad que genere para El País. El País tendrá derecho de vender publicidad en las 144 páginas de Jot Down Smart.

Matrimonio de conveniencia

Fernández, que también es un emprendedor que tiene una empresa informática, dijo que su publicación buscaba una alianza con un socio potente para expandir su alcance al mundo iberoamericano. Había hecho contactos en Miami y Colombia sin realizar una alianza satisfactoria.

Sitio web de Jot Down

Ahora solo un cuarto de la audiencia digital de 800.000 lectores mensuales de Jot Down vive fuera de España, según datos de Google Analytics, comparado a la audiencia mensual de El País digital de 14 millones. El diario ha apostado por hacerse el medio referente del mundo iberoamericano, como explica El Economista de México.

A diferencia de la tendencia de crecimiento de Jot Down, El País, como otros grandes diarios de España, sigue perdiendo tanto circulación -hasta 223.000, una pérdida del 16% en el último año- como publicidad, 5% menos.

Para Fernández, el alcance digital de El País representa parte de una estrategia de crecimiento. Cuanto más crece la audiencia digital de Jot Down, más crece la venta de la revista trimestral, que es el motor de la empresa. Jot Down se vende por suscripción y en 200 librerías.

Las cifras de Jot Down

  • Inversión inicial, 30.000 euros
  • 50 socios han invertido 3.000 euros cada uno
  • Ingresos en 2014, 600.000 euros
  • 70% de los ingresos de ventas de la revista, 30% de publicidad (casi toda digital)
  • Ganancias de 15.000 euros en 2012 y 7.000 en 2013; pérdida de 7.000 en 2014.
  • Ventas por número, desde 5,000 a 15,000 ejemplares; los números no caducan; se publica más de un número tan pronto cuando se agote.
  • 10 empleados a tiempo completo, 10 a media jornada
  • 60 colaboradores mensuales que reciben 75-150 euros por artículo

Fernández dijo que él y sus socios han adoptado una norma interna de no recibir más del 10 por ciento de los beneficios. La política es de re-invertir los beneficios en mejorar los salarios y el producto.

Aficionados preocupados

Varios fans de Jot Down han criticado esta alianza con el “Lado Oscuro” de El País.

Javier Pérez de Albéniz, escribiendo en El Descodificador, un blog de Vanity Fair, llamó el pacto “curioso” y agregó: “Hoy El País es un periódico rabiosamente conservador que se desangra cada mañana en el quiosco. El peor País de la historia, sin duda…Pactos contra natura aparte, resulta muy preocupante la incapacidad de El País para generar contenidos propios de calidad”.

Maikel Pérez, un columnista de 19magazine, escribió, “Y me temo que para la propia revista no será una decisión acertada, al margen del acuerdo económico que imagino reportará ingresos a corto plazo –ya veremos qué pasa a la larga- a las arcas de Jot Down magazine. ¿Y para El País? Para el diario sí que parece una buena jugada en el intento (¿desesperado?) de mantener, retener o recuperar –que cada uno coloque aquí el verbo que mejor le cuadre- algo del prestigio intelectual que se han ido dejando por los rincones después de la escabechina de firmas que ha venido practicando a golpe de ERE [despidos] en los últimos años”.

Palabra de moda – sinergia

Yo no había oído de Jot Down hasta hace algunos meses cuando mis alumnos en la Universidad de Navarra me lo mencionaron como un ejemplo de periodismo independiente de calidad.

Muchas alianzas de este tipo de se basan en la noción de que una cabecera tradicional y un medio digital en un nicho especializado pueden crear una sinergia que beneficie a ambas partes. El pequeño medio alcanzará a nuevas audiencias y el medio grande atraerá a nuevos anunciantes con el fin de fortalecer a ambos.

He intentado este tipo de alianzas cuando yo era director general de un medio económico y he visto otros que han probado lo mismo. Normalmente, las culturas chocan, hay poca sinergia (2 más 2 es igual a 3), y/o una o ambas partes fallan a dedicar el tiempo o los recursos suficientes para hacer exitosa la alianza. Sin embargo, les deseo a ambas publicaciones mucha suerte en su iniciativa.

Texto editado por Maite Fernández, directora de comunicación del Centro Internacional para Periodistas, ICFJ.org.

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