Iñaki Gabilondo ve una democracia en crisis y un rol para el periodismo de calidad
Qué mejor modelo de elocuencia e integridad periodística española que Iñaki Gabilondo. Durante décadas, fue el presentador del programa de radio matutino más importante de España, “Hoy por hoy” en Cadena Ser.
Hace 20 años, llegué a conocerlo por medio de audiocasettes que presentaban extractos de sus programas. Escucharlos era parte de mi programa de aprendizaje del español. La voz profunda y expresiva de Gabilondo me acompañaba en el coche por todas partes.
Las historias de este ícono de la radio hicieron que el idioma fuera memorable y sintonizaron mi oído con las variadas cadencias de los entrevistados de toda España y América Latina. Luego, hace tres años tuve la oportunidad de escuchar a Gabilondo en persona en la Universidad de Navarra en Pamplona, donde se matriculó en periodismo en 1963. En una conferencia magistral, animó a los estudiantes y profesores a crear un nuevo periodismo con los más altos estándares de precisión y ética. (Yo era profesor asistente allí en ese momento).
Preocupado por la democracia
Me llamó la atención cuando Gabilondo, a los 78 años, anunció en mayo su adiós al micrófono en el programa de “Hora 25” con Aimar Bretos. ¿Por qué ha elegido este momento para jubilarse? le preguntó Bretos.
“Sentía una fatiga psicológica, sociológica muy potente”, respondió. “Estoy profundamente preocupado por la atmósfera”, dijo, refiriéndose a la polarización de la política. “Si la democracia es una operación que consiste en que la mitad de un país se dedica a destruir lo que la otra mitad construye… eso no es así. Estamos entendiendo como natural que la tarea de la oposición es demoler por sistema cada cosa que pasa. Eso me parece una aberración”.
“Si no hay elementos en común, se pierde el sentido común. Hay un montón de cosas que no se pueden hacer sin acuerdo. Y si no hay posibilidad de acuerdo, las cosas más importantes las dejamos a un lado”. Con esta visión de la actualidad, creía que se arriesgaba a convertirse en un cínico avinagrado, bromeó a Bretos. Mejor que se iba del escenario.
La oposición a la que se refirió Gabilondo son en España los partidos de la derecha, y agregó que hay movimientos similares en otros países occidentales.
El periodismo como defensa
Es este ecosistema mediático tan polarizado, dijo a su interlocutor, “la gente ha descubierto que el periodismo es imprescindible en defensa propia, algo que a lo mejor antes uno no se había dado cuenta. Ya sabe que necesita pozos de agua potable informativa, en el momento en el que un aluvión de aguas de todo tipo lo inunda todo. Las ‘fake news’ son una industria que sirve para envenenar, intencionadamente”.
Mientras los medios tradicionales han perdido cantidades masivas de audiencia e ingresos en favor de las plataformas tecnológicas, le da esperanza que “esté aflorando una inmensa muchedumbre de iniciativas periodísticas que habrá que ver cómo crecen”.
Bien conocido por revelar lo que realmente ocurría dentro de los salones de poder, Gabilondo enfatizó la importancia de hacer un periodismo basado en investigación y en hechos. “La opinión es más barata, por eso hay más. Es más fácil que yo esté aquí sentado que enviar a alguien a Afganistán o de corresponsal”.
Un periodismo relevante, confiable
Admitió que la radio ha perdido oyentes, pero subrayó que los podcasts y otras formas de distribución han captado nuevas audiencias, especialmente entre los jóvenes. El poder de la radio es que “nosotros acompañamos la acción de la vida diaria de las personas”. Con los nuevos aparatos móviles, los oyentes pueden escucharla en cualquier momento en cualquier lugar. “Nuestro rol es contar con verdad, con honestidad- . . . contar los hechos de esta aventura que estamos viviendo”.
La tarea principal para los medios de comunicación, declara Gabilondo, es “ir perfilándose más identificables como pozos de información potable. Necesitan pensar primero en las necesidades de los oyentes. Los medios necesitan una inmensa base de confianza”.
“Es muy importante que los medios de comunicación relean su historia de independencia, y de vinculaciones y aproximaciones, de distancias con los poderes, que en ocasiones han sido inadecuadas. Como no seamos entendidos como independientes, vamos a tener problemas”.
La entrevista de una hora en “Hora 25” terminó con una serie de tributos de ex-colegas y amigos, incluso de la estrella de cine Javier Bardem: “Iñaki Gabilondo es el referente de la honestidad periodística y la libertad de opinión y de una ética. A partir de ser un gran comunicador, es un gran escuchador. Te sientes valorado, no juzgado”.
Un servidor quiere agregar sus gracias a un modelo del castellano y del periodismo. Adiós, Iñaki, y mucha suerte.
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