Una crisis es el mejor momento para emprender


Hace poco, un amigo de mi estadía en la Universidad de Guadalajara en México, el Dr. Héctor Farina Ojeda, me pidió participar en una charla informal para su programa de radio y su columna.

Él quería hablar de la situación actual de los emprendedores en los medios de comunicación y si yo tenía algunos consejos para ellos. Héctor sabía de mi enfoque en el tema durante tantos años.

Me preguntó, ¿cómo cambió la situación de los medios debido a la pandemia?

Dije que los medios están sufriendo mucho por la pérdida de publicidad. Pero esto ha acelerando el cambio del modelo de dependencia de la publicidad a uno que intenta aumentar los ingresos generados por los usuarios.

Emprender en una crisis

La buena noticia para los emprendedores, dije, es que las crisis son los mejores momentos para emprender porque la gente está dispuesta a cambiar. Normalmente el ser humano no quiere cambiar. Cuando hay una fuerza externa que exige que cambiemos, entonces estamos más dispuestos a hacerlo. Eso crea oportunidades.

Los editores en este momento necesitan hacer un cambio de mentalidad sobre las posibilidades comerciales del periodismo. Es cada vez menos un negocio y más un servicio público. Aunque el servicio público no tiene valor en el mercado, hay que pedirle a la gente que apoye los emprendimientos de periodismo que ofrezcan servicio a la comunidad.

Hay medios como el Guardian en Gran Bretaña y eldiario.es en España que piden apoyo financiero como muestra de apoyo al proyecto de periodismo independiente. El pago que reciben no es una transacción económica sino una donación a una causa–el periodismo de calidad al servicio de la comunidad.

Menos historias, más datos

Héctor me comentó que el periodista y profesor Jeff Jarvis dice que los periodistas, cuando cuentan historias, a veces ignoran la realidad de informar sobre las necesidades diarias y urgentes de la gente. Jarvis describe en su libro Geeks Bearing Gifts cómo durante un huracán que acechó a Nueva York, donde vivía, quiso saber dónde pudo comprar hielo, gasolina y alimentos. Pero los medios estaban informando sobre los problemas y no las soluciones.

Respondí que, sí, Jarvis tiene razón. Es un buen ejemplo de cómo el periodismo necesita enfocarse en el servicio público en lugar de historias predecibles: algo triste de una familia que perdió su casa o un héroe que salvó a un vecino.

Hoy día, con las herramientas de big data y crowdsourcing, es más útil a los ciudadanos crear un mapa interactiva con detalles sobre dónde están cerrados los puentes o túneles o carreteras, dónde se están reparando las líneas eléctricas, etc.

¿Cómo salvar el periodismo?

Esta es la pregunta del millón y siempre surge durante este tipo de entrevistas. Y mi respuesta a Héctor fue la de siempre: no hay una solución sencilla, no hay un solo camino a la salvación del periodismo de calidad.

Si los medios tradicionales siguen haciendo lo mismo sin adoptar nuevas tecnologías, nuevos formatos para presentar la información, nuevos canales para distribuirla o nuevos modelos de negocio, rápidamente se volverán irrelevantes.

La buena noticia es que muchos nativos digitales, con pequeñas redacciones y un enfoque estrecho por tema o por geografía, han logrado alcanzar un impacto social y un equilibrio financiero. (Aquí, 20 ejemplos.)

Pero cada medio debe aprovechar sus propias fortalezas y no intentar sólo imitar servilmente lo que otros medios hacen. Y las fortalezas pueden incluir el conocimiento del público objetivo en su mercado y las destrezas de cada uno de sus empleados. Fundamental es que el medio tiene gente especializada en no sólo el periodismo sino también en la tecnología y el comercio.

Cada mercado es diferente y los periodistas necesitan responder a los gustos, las costumbres, las necesidades o los problemas de la comunidad y no hacer asunciones al respecto.

La humildad, la herramienta clave

Héctor quería saber por qué los medios tradicionales tienen problemas con adaptarse. Creo que, para nosotros, los veteranos del periodismo, frecuentemente es difícil admitir que no somos capaces de competir en el nuevo ambiente periodístico. Preferimos vivir en la mítica época dorada de nuestra juventud.

Somos ignorantes y a veces necesitamos aprender nuevas habilidades. Y eso nos cuesta porque como veteranos estábamos acostumbrados a pensar que éramos autoridades. Éramos el intermediario imprescindible entre el poder y el público. Pero ahora cada persona con smartphone, hasta los tontos, tiene este potencial.

Por eso, los periodistas necesitan educarse constantemente. Es una situación de cambio continuo, sobre todo por la tecnología, y para mucha gente esto genera demasiado estrés. Por eso, muchos veteranos se intimidan cuando quieren aprender algo nuevo.

Para mí no es una intimidación sino una gran oportunidad de diseñar el futuro del periodismo. Gracias, Héctor, por la oportunidad de charlar contigo y tu audiencia.